Esos momentos son algo que mantendremos como un recuerdo especial. Pero esos mismo son los que nos impiden lanzarnos una segunda vez, volver a intentarlo una y otra vez más, pensando que la persona con la que te vas a encontrar te va a hacer el mismo daño que te causó la anterior, esas noches llorando hasta la madrugada, esas mañanas sin la mínima ilusión por un nuevo día y esas tardes de preguntas sin ninguna respuesta.
Después de un tiempo, comienzas a ver lo bueno de las cosas, a estar seguro de que el destino puso a esa persona en el camino para que la siguiente se encargase de curar esas heridas que alguien sin corazón te había causado.
El siguiente paso es aislarte de toda relación, centrarte en tus amigas y disfrutar del momento, y justo en ese momento, en el momento que dejas de pensar en ello y comienzas a respirar aire fresco alguien te rompe lo esquemas, en el buen sentido de la palabra, trasmitiendo algo especial:
Y piensas, ¿ porque no? ¿porque no intentarlo y arriesgar una vez más?
Y si nos paramos a pensar lo malo que temíamos ha sucedido.. no todos son iguales.
Efectivamente, ahí comenzó todo.
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